Abigail
Abigail
Betania, 1938
Cartas cruzadas
Bogotá,
23 de Noviembre de 1928
Cesáreo:
Saludo.
Hoy
me desperté pensando que estaba en Pasca y me entraron nostalgias.
En estos días después del trabajo y la devoción, Judith y yo
solemos dar paseos, disfrutando del frío. Fuimos a recibir al
piloto del biplano que voló entre Nueva York y Bogotá. Imaginé que
le gustaría saber que lo tuve presente cuando pude tocar con mis
manos el hidroplano pintado de verde y bronce con el tricolor
colombiano.
Con
aprecio.
Abigail
Vásquez Romero
Pasca,
Cundinamarca, 3 de Noviembre de 1928
Señorita
Abigail Vásquez Romero
En
el día de su santo reciba usted bendiciones y el aprecio sincero de
este admirador. Espero pronto poder viajar a Bogotá y que
disfrutemos de la retreta después de la misa en la Catedral.
Cesáreo Rodríguez
Su seguro Servidor.
Pasca, Cundinamarca, febrero 12 de
1928
Apreciada María Abigail:
Reciba un saludo. Camino al
despacho veo azucenas en los jardines y añoro verla.
Ayer soñé que habíamos acordado
la fecha de la boda y nos encontraríamos para dar el anuncio, pues
caminábamos uno hacia el otro, de pronto, una densa neblina me hacia
extraviar del camino. Desperté con la sensación de estar perdido y
muy triste. Necesitaba contarle que me aflige tenerla lejos. Estuve
visitando a Anita, me ofreció sirope, tomé dos vasos y no fui capaz
de contarle el miedo a perderla con el que pasé el día, allí
recordé cuando nos presentaron y me animé después de ser incapaz
de rechazar el tercer vaso de sirope.
Suyo,
Cesáreo Rodríguez.
Santa Fe de Bogotá, marzo 10 de
1928
Apreciado señor Cesáreo Rodríguez
He estado pensando en el sueño que
me confió, sin duda su sueño revela que debemos esperar un año más
a que pase el luto de mi difunto padre Mariano. Un año se va
volando, haciendo preparativos.
Han hecho unos días soleados y
unas noches heladas, hay gente amable en el trabajo, Judith y yo
parecemos mancornas, nos sentamos a la máquina una al lado de la
otra. Hace dos noches soñé volando en un pájaro de metal,
atravesando montañas me dejó en un hermoso valle, pensé en lo
lejos que estaba mi Pasca natal.
Cuídese.
María Abigail Vásquez R.
Paso del tiempo, disolvencia.
Adioses
Agosto
1 de 1938
Abigail
vende flores a la entrada de la iglesia del señor caído en Betania.
Se acerca Cesáreo, se quita el sombrero y el sobretodo.
Cesáreo: ¡buenas
tardes!
Abigail: ¡buenas
tardes caballero!
tome
una rosa
y pida su intención
Cesáreo: buen
día le dé el cielo
Abigail: rosa
rosa
Cesáreo: pureza
Abigail: no,
refiere franqueza
es
un arte sagrado
Cesáreo: como
este encuentro
Abigail: así
es
Cesáreo: su
seriedad la hace más hermosa
Abigail: el
cielo le compense su gentileza
¿qué
lo trae por aquí?
Cesáreo: pasé
a saludar a doña Patrocinia
Ananías
me refirió su delicado estado de salud
Abigail: ya
no se vale por sí misma
Judith
y yo le hacemos más llevaderos los días
Cesáreo: no
dejo de admirar el brillo de sus ojos
su
hermosa y larga cabellera
su
inteligencia
su
devoción
Abigail: ¿en
qué le puedo servir?
Cesáreo: lo
he dicho sin ánimo de ofender
son
solo recuerdos extraviados en la memoria
Abigail: que
ya no vienen al caso
somos
ajenos el uno para el otro
Cesáreo: lo
lamento
reconozco
mi falta
Abigail: no
hay lugar para lamentos
todo
es perfecto
ahora
mi amor es místico
Cesáreo: créame
señorita que no hay pena más grande
que
su desprecio
Abigail Cesáreo
yo no tengo nada que reprocharle
solo
quedan bonitos recuerdos
usted
sabe que sostengo mi palabra
Cesáreo: así
es
Abigail: una
rosa verde para que apacigüe el alma
y
emprenda el camino de regreso
Cesáreo: tengo
negocios con Ananías en el Pavero
los
amigos nos solidarizamos en el fracaso
Abigail: Ananías
es buen hermano y sin duda buen amigo
no
tengo queja de él
Cesáreo: no
ha sido fácil venir
la
soledad
la
desesperanza
la
pena moral
Abigail: busque
consuelo en los libros...
no
puedo negar que me costó perderle como lector
Cesáreo: aprecio
su sinceridad
pero
créame que no tengo cabeza para nada
doné
a la escuela los libros de ciencias y leyes
Abigail: ¡vaya,
cuánto lo siento!
allá
han de ser útiles
Cesáreo
abre un sobre y saca dos libros que entrega a Abigail.
Cesáreo: separé
este de botánica y este de literatura para usted
sé
que le serán un bien preciado
Abigail: no
sé si debería recibirselos
Cesáreo: son
suyos
Abigail
abre el libro de botánica con delicadeza, reconociendo sus páginas,
lee.
Abigail: ¿problemas
de piel?
Si
se presentan afecciones subcutáneas
machacar
un puñado de llantén
en
un litro de agua poner al fuego y hervir
aplicar
en compresas cada cuatro horas
para
las hemorroides aplicar
pomadas
caseras con hojas maceradas y vaselina
si
sufre complejos por una cicatriz desagradable
un
emplasto continuo la disminuye con efectividad
o
bebiéndola
en infusión con frecuencia
cuánto
le agradezco Cesáreo
mucho
si han de servir en mis manos
¡Dios
se lo pague!
Cesáreo: recíbalos
sin compromiso
quiero
que sepa que...
cerré
el despacho
ya
no defiendo criminales y delincuentes
Abigail: los
golpes del destino nos cambian el rumbo en la vida
Cesáreo: si,
los años mozos pasan en un abrir y cerrar de ojos
y
los años dorados nos piden reposo a gritos
Abigail: ahora
su merced es un hombre con deberes
Dios
lo guarde a usted y a su descendencia
Cesáreo: reconozco
mi error
y
creame que el costo ha sido alto
sin
querer ofenderla le ruego perdón y enmienda
Abigail: tal
como en el exilio se nos negó el alimento y el aroma
que
regala generosamente la sagrada tierra natal
así
mi corazón aparta la dulce caricia de su abrazo
Cesáreo: gracias
a sus ojos porque se asomaron en los míos
y
pude sentir la fuente de luz que había en mi alma
Abigail: eran
otros tiempos
corrían otros afanes
Cesáreo: valoro
su capacidad de mirar más allá
Abigail: no
olvide que sobre usted pesa un veto
Cesáreo: un
luto cubre mi alma
Abigail: no
puedo corresponderle
Cesáreo: pensé
que le alegraría mi visita
Abigail: solo
queda la amistad
Cesáreo: ¿es
su última palabra?
Abigail: si
señor
Cesáreo: ¡ay
de mi!
Abigail: he
hecho votos de pobreza y castidad
quiero
ser un ejemplo a seguir
para
las nuevas generaciones
porque
al que Dios no le dio hijos
el
diablo le dio sobrinos
¡vaya
usted con Dios!
Cesáreo: quizás
en otra vida coincidamos
Abigail: y
las cosas sean diferentes
Cesáreo: necesitaba
confiarle que no he dejado de admirarla
solo
hay espacio para usted en mi corazón
Abigail: la
vida me ha hecho dura
sus
palabras me conmueven
hasta
me entristecen
pero
no puedo llorar
Cesáreo: ¡ah
mujer recia y de armas tomar!
Abigail: como
un roble
de
fuertes raíces
resistiendo
a una tormenta
Cesáreo: adoré
sus cartas
las
que me obligó a devolverle
escritas
con una impecable caligrafía
en
ellas se develaba consagración y distinción
Abigail: no
albergue falsas ilusiones
Cesáreo: corren
tiempos difíciles
la
crisis política internacional afecta el mundo entero
Alemania
invadió a Polonia
Inglaterra
y Francia enfrentadas con Alemania, Italia y la Unión Soviética
una
segunda guerra mundial
ya
mi alma no resiste tanto dolor
soy
un hombre derrotado
Abigail: escuché
en la radio que se creó Avianca
me
rodaron las lágrimas de alegría
surcar
los cielos siempre estuvo en mi mente
ahora
solo aspiro a la oración y al servicio humanitario
Cesáreo: ¿una
rosa, por favor?
Abigail: ¿abierta
o cerrada?
Cesáreo: abierta
como mi corazón hacia usted
en
eso no hay discusión
Abigail: la
educación me hizo libre
me
dio autodominio y un recto proceder
porque
nada de aguas tintas me ha repetido mi madre Patrocinia
“término
medio solo las verduras y la carne”
Cesáreo
y Abigail cruzan una mirada y sonríen recordando instantes
compartidos.
Cesáreo: ¡no
me hagas sufrir!
Abigail: tenga
la bondad de respetar el protocolo de la amistad
Cesáreo: que
el cielo se acuerde de mí
y
que de la tierra broten rosas negras que reciban mis lágrimas
larga
vida señorita Abigail…
Abigail: Aprecio
su generosidad
vaya
con Dios
Cesáreo
inclina la cabeza y se marcha. Abigail permanece inmóvil. Suenan las
campanas de la iglesia. Llueve. Abigail reza.
Señor,
hazme un instrumento de paz
que
donde haya odio siembre amor
¡Señor,
haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh,
maestro!, que no busque yo tanto
ser
consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque
dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
fin
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